Estado de derecho o estado de anomia

Venezuela se ha convertido un país donde las elecciones son una opción discrecional de los que ejercen los cargos públicos y una concesión en vez de un derecho ciudadano. Los aspectos burocráticos y detalles procedimentales han subido de categoría erigiendose como instrumentos para crear obstáculos al ejercicio de los derechos ciudadanos en lo que debería ser un ambiente democratico real y concreto.

Venezuela presencia uno de los retos
más importantes de su historia democrática, para reconocerse y ser reconocido como estado democratico, frente a los conflictos de poderes que se han presentado que no solo se circunscribe a la interaccion del poder legislativo y el judicial, sino a toda interacción entre los poderes ejecutivo legislativo, juducial, electoral y ciudadano. Esta situación no solo expone un conflicto de poderes sino una situación de mayor envergadura: no se aplica la constitución, y en realidad, el pacto de convivencia social se ha roto y por ende existe un estado de anomia. La anomia no es más que la desorganización social como consecuencia de la falta o la incongruencia de las normas sociales, que surge cuando las reglas sociales se han degradado o directamente se han eliminado y ya no son respetadas por los integrantes de una comunidad, llegando al punto de la ingobernabilidad. Curioso es que en este caso, el estado de anomia proviene de los poderes constituidos y por tanto, queda en manos de los ciudadanos accionar los mecanismos de revierta la situación al punto de retomar el camino de la ley y el respeto al pacto social de convivencia.

La anomia se hace evidente cuando la desigualdad, la anarquía, la exclusión y igualdad de oportunidades en la sociedad deja de estar presente de manera sostenida y generalizada.

La anomia supone el rompimiento de los pactos de convivencia pacífica lo cual exige el establecimiento de nuevas reglas de juego o un nuevo compromiso para el cumplimiento de las reglas de juego que existían antes. Esto supone el apoyo y compromiso de todos los factores de la sociedad para lograr retomar el hilo democratico, de manera inclusiva, con respeto por derechos ciudadanos y estando por encima de las diferencias políticas o sus parcialidades.

El silencio, la omisión y la complicidad ante los actos anomicos y de violencia no pueden ser parte de las nuevas reglas. El reto de Venezuela es grande pero la aspiración de vivir en una sociedad de derecho, inclusiva, de desarrollo y donde la participación sea real, efectiva y sin miedo, es esencial.